SUSANA DÍAZ: EMOCIÓN ANDALUZA

#3afavor3encontra es un giro en este blog. Un análisis específico de determinados comunicadores. De personas (y personalidades) reales, experimentadas… y muy expuestas. El primer candidato era Donald Trump (pero por ahora va a tener que esperar turno).

En esta sección no hablaré de política, pero sí de políticos… ¡Y van dos semanas seguidas!

Si hoy en día la oratoria es una herramienta importantísima en la carrera de cualquier profesional, en el caso del político SIEMPRE ha sido una herramienta imprescindible. No hablaré sobre idearios, ni estrategias, ni bandos (prefiero dejarles eso a los realmente expertos: los tertulianos); pero sí lo haré de los diferentes estilos comunicativos de nuestros queridos políticos. La semana pasada fue Junqueras, y hoy le toca el turno a una política sureña de rabiosa actualidad: Susana Díaz.

EMOCIÓN ANDALUZA

Así veo yo a nuestra Susana. Muy emocional, y muy andaluza. Emocional porque se emociona, porque vibra y alienta emociones; las busca y sabe provocarlas. Y andaluza por esa calma, ese ritmo tranquilo, ese sosiego que acompaña sus palabras (y que, como veremos, tiene sus ventajas e inconvenientes).

Vamos al análisis:

#3AFAVOR

  •          Bendita emoción.- A Susana Díaz hay que reconocerle maestría en ese aspecto. Y mucho deberían aprender muchos de ella. Imprime emoción en sus palabras, en su énfasis, en su mirada… Y eso la convierte en alguien cercano, e incluso inspirador. Un recado para los graníticos: imprimir más emoción en un discurso no pasa por montar un drama. Basta con expresar nuestro punto de vista sobre el contenido; y si algo nos divierte, nos motiva, o nos indigna… permitirnos expresarlo así.
  •          Benditas historias.-  Del mismo modo, Díaz usa con extraordinaria fluidez uno de los mejores recursos para provocar la proximidad, la conexión y también el factor emocional: las historias. Un recado para los amantes de los datos: una historia no tiene porqué ser compleja, y mucho menos complicarnos la vida a la hora de contarla. Cualquier pequeño pasaje de tu vida que conecte con tu idea central es susceptible de ser un storytelling.
  •          De la sonrisa a la risa.- Si una bonita sonrisa es la mejor forma de comenzar un discurso, permitirse el lujo de reír, y hacerlo de verdad multiplica sus efectos. Y nuestra amiga Susana ríe y sonríe sin complejos (sabedora, sin duda, de lo que te cuento). Imagínate la impresión que causa alguien que entra riéndose a un escenario: ¿feliz? ¿divertido? ¿enérgico? ¿creíble? ¿-pon la que más te guste-? Pues eso.  

#3ENCONTRA

  •          Pelín afectadilla te veo… Susana. Que sí, que lo de la emoción está muy bien. Pero hay momentos, y siento decirlo, se te ve forzando la máquina emocional. Forzando el recuerdo, forzando el tono, forzando la inspiración… Sé que no es fácil, pero la clave está en ser auténtico: si la emoción aparece, bien. Y si no, aparecerá en la próxima oportunidad. Tú tranquila.
  •          El gesto no es lo tuyo.- Esas manos cogidas al atril, o a la mesa, que se mueven casi siempre abiertas en paralelo para hablar, podrían participar muchísimo más de lo que haces (y serían de mucha ayuda). Una mano puede subir, puede bajar, puede abrirse o cerrarse, puede tener las palmas hacia arriba o hacia abajo; si a eso le sumas la articulación de la muñeca, la del codo y la del hombro… ¡Las variaciones son casi infinitas, Susana!
  •          El ritmo no sólo es la velocidad de crucero.- Nunca hay que precipitarse (y eso parece que lo aprendiste al dedillo). Ahora bien, un discurso/intervención/entrevista no debe tener siempre el mismo ritmo, Susana. Puedes permitirte el lujo de darle diferentes velocidades a lo que cuentas: pelín más rápido, pelín más lento, ahora una pausa, ahora no, ahora una más larga… Eso hará que tus discursos no suenen siempre ‘a la andaluza’ (o como un paso de semana santa).

Para concluir, decir que Susana Díaz se ocupa de hacerse entender, de involucrarse en lo que cuenta y de emocionar también a quien le escucha. Y aún podría usar más recursos para conectar con su audiencia, y encender con ello aún más pasiones.

‘A más ver…’